Me desperté y era un pájaro. Estaba en un nido...

Me desperté y era un pájaro. Estaba en un nido arriba de una rama muy alta de un árbol de un lugar que no lograba descifrar cual era. Siempre había soñado con volar, pero pensaba que para hacerlo iba a necesitar un tiempo de aprendizaje, pero en este caso no había muchas opciones. Mi sueño aparentemente se había cumplido, pero para eso necesitaba arriesgarme y saltar de aquella rama, abrir las alas y ver si realmente podía volar. Tomé coraje, salté, y como la mayoría de las cosas que nos preocupan, finalmente no hubo nada que temer, abrí las alas y empecé a volar. Fui feliz durante 7 minutos, pero al comenzar el minuto 8, me di cuenta que ya extrañaba caminar. A pesar de todo, mi insatisfacción constante seguía ahí, no permitiéndome disfrutar de lo que realmente estaba haciendo, sino preocupándome por lo que no puedo hacer.