Sucede que en un determinado momento dejo de ver la luz al final del túnel, para ver la oscuridad que ya dejé atrás. Ya salí ese ese espacio y tiempo que solo me quedaba ir para adelante sin pensar demasiado con la esperanza de que en algún momento pudiese mirar 18 grados y disfrutar del brillo que no solo tienen las cosas, sino el brillo que seguramente les doy yo al mirarlas. Ese momento sucedió, lo estoy viviendo, y hacer atravesado ese túnel hace que pueda disfrutar de esta enrome luz, mientras que a mi alrededor, sin lograr entenderlo, hay gente que se enfada por la claridad.
Te fuiste y me dejaste feliz...
Te fuiste y me dejaste feliz. Es rara la situación que estoy viviendo, pero sé que tengo que disfrutarla lo máximo posible porque en cualquier momento puedo llegar a caer en la realidad de que ya no vas a estar del lado izquierdo de la cama pidiéndome que te abrace para no sentir miedo. Ese momento estoy seguro que llegará, y voy a quedar destruido, pero por ahora eso no sucede. Por eso mismo me obligo a sentir cada momento como si fuese el último en que fuese a sentirme así. Extrañamente esa sensación fue la que me salvó, la que hizo que viviese ese duelo que no pensaba nunca pasar, como algo, paradójicamente pasajero.
El amor nos salva de estar hundidos e...
El amor nos salva de estar hundidos en la rutina que se transforma en una cadena perpetua en esta vida, cuyo final se asemeja a un celador que se acerca gritando mi nombre para avisarme que llegó mi turno de ir a la silla eléctrica. En ese camino por el pasillo angosto sintiendo la respiración del resto de personas que transitan este mundo de una forma parecida a la que yo lo hice, me doy cuenta que el amor hubiese hecho que este camino final fuera menos melancólico y más feliz.
Un ejercicio difícil es entender en forma retrospectiva...
Un ejercicio difícil es entender en forma retrospectiva en qué momento de la vida fui feliz. Juzgar la felicidad con los ojos del hoy puede ser muy injusto. Por ejemplo, puede haber sucedido que un momento de gran felicidad haya sido la causa de una gran tragedia, entonces probablemente me cueste admitir ese momento de felicidad como tal. A los escritores, y a mi en particular, no me resulta tan difícil darme cuenta en qué momento de mi vida fue más feliz que en otros. Eso se refleja por la cantidad de textos que escribo. Si en algún momento de mi vida dejé de escribir, seguramente fue porque me dediqué a disfrutar de la vida y no tenia tiempo de sentarme frente a un papel a dejar asentado lo feliz que me sentís.
Sin duda hay una gran parte de razón cuando...
Sin duda hay una gran parte de razón cuando alguien me dice que yo escribo para ser leído, es decir, para que alguien en algún momento me lea. Antes yo aseguraba que la principal, y única razón por la que yo escribo, es para vivir más liviano. Cada vez que termino un párrafo algún músculo de mi cuerpo se relaja. Siendo eso una verdad, también debo admitir que escribo para que alguien me lea, y de eso me di cuenta cuando el otro día sin darme cuenta, me encontré releyendo mis escritos de hace unos años. Escribo para sentirme más liviano, y para poder en un futuro poder volver a leerme.
Anhelar estabilidad me provoc...
En el momento en que se admite la locura...
En el momento en que se admite la locura probablemente sea un momento donde la locura no se está expresando en su máxima expresión. Algunos dirán que en ese momento la locura empieza a ser pasado, pero a veces, sobre todo en las personas tan racionales, suele pasar que son conscientes un tiempo antes de que ese momento de locura extrema está por llegar. Eso no quita que por eso sean más capaces de evitarlo, solo que cuentan con esa información por estar sintiendo que ya están en un camino que se transformó como en una cinta transportadora. Podrán intentar volver atrás, pero en algún momento que se encuentren detraídos, o sin ser consientes muy bien de dónde están, volverán a acercarse a esa locura que como ellos sabían, era inevitable lograr escapar.
Chocar con la realidad debe ser el único...
Chocar con la realidad debe ser el único golpe del cuál uno sale más sano de lo que era antes del mismo. Probablemente uno no se de cuenta al siguiente segundo de haber chocado. Incluso ser consciente de eso puede llevar horas, días, semanas o incluso meses, pero es ese choque el que nos permitió un tiempo después avanzar siendo los que debíamos ser, y no una máscara o un traje que alguien nos puso y nos dijo que debíamos ser y sin saberlo estábamos interpretando demasiado bien ese personaje.
Cuando la vida parece caerse por solo...
Cuando la vida parece caerse por solo una piedra que aparece en el camino, el problema no es la piedra, sino la importancia que le damos. Nunca una piedra va a lograr hacer que caigamos tan profundo teniendo en cuenta todo lo construido. El problema es cuando navegamos en el mundo de la profecía autocumplida y estamos convencidos que esa piedra tiene el suficiente poder de destruirlo todo. No es la piedra la que va a provocar eso, es el poder que nosotros le dimos a ella el que seguramente lo vaya a hacer,
Soy consciente de lo que va a suceder ---
Soy consciente de lo que va a suceder en el corto plazo, pero no tengo claro todavía qué voy a hacer al respecto. No lo sé porque más allá de que estoy convencido de lo que quiero, no sé si estoy dispuesto a convivir con la consecuencia de lo que voy a hacer. Nunca sabré tampoco ni tendré claras las consecuencias de no hacer lo que quiero hoy, pero mi mente es tan perversa que seguro trasgiversará el camino alternativo que hoy no tomaré para hacerme creer que hubiese sido mucho más feliz.
Es en el momento que te das cuenta que perdiste...
Es en el momento que te das cuenta que perdiste, ese instante que sos consciente que ya no vas a lograr eso que te propusiste, el momento en que realmente empezás a ganar. Ya no tenés esa mochila que te pesa, tampoco esas miradas que sentís que te obligan a seguir, y mucho menos ese miedo al fracaso. Ahora sos libre para ponerte a soñar un futuro, otro desafío, algo que te mueva devuelta hacia adelante. Puede ser todo eso, o simplemente frenar para pensar, disfrutar a pleno el presente y dejar de ver la vida como un cúmulo de objetivos a cumplir.
Volver a sentir lo mismo, pero en otra circunstancia ...
Volver a sentir lo mismo, pero en otra circunstancia y en otro lugar. Es un deja vú pero sin sentís que ya lo viví, sino que es algo que se repite de una forma diferente. Tengo claro cómo se desarrolló aquella vez, pero no tengo claro si esta sensación está relacionada con esa percepción de que todo va a ser igual, o por lo menos parecido, o si por el contrario tengo la sensación de que está vez va a ser todo diferente. Eso depende en gran parte de cómo vaya a reaccionar ante lo que me suceda, y lo peor es que no tengo claro si la forma en al que lo viví en aquel momento fue la mejor forma de hacerlo, pero por otro lado es lo que hizo que hoy pueda estar acá expresando estas palabras.
Un día alguien me dijo que la vida no tiene sentido...
Un día alguien me dijo que la vida no tiene sentido. Puede parecer que no concordamos con esa frase pero tan errada no es, solo le falta una palabra. Si esa persona me hubiese dicho que la vida no tiene un sentido probablemente me hubiese sentido más identificado. El gran error que cometemos es buscar la razón por la cual vinimos a este mundo, cuál es nuestra misión o qué es lo que tenemos que hacer para sentirnos plenos. Mucha presión para una sola razón. Por eso creo que la vida no tiene un sentido, sino que tiene muchos, y que van variando según la edad que tengamos, el contexto y las mil circunstancias que nos rodean. La vida tiene sentido, son muchos, diferentes y van variando a lo largo de la vida.
No soy el mismo que fui hace varios años atrás ...
No soy el mismo que fui hace varios años atrás cuando te conocí. Ya no quiero lo mismo que quería en ese momento, o por lo menos no de la misma forma. Dicen que es sano cambiar, pero a veces puede ser muy cruel. Vos no tenés la culpa de que yo haya cambiado, pero yo tampoco al tengo. Es mucho más natural el cambio que lo contrario. A pesar de eso a veces sucede algo mágico, que la evolución de ambos va sucediendo en una misma dirección, y eso hace que los dos podamos seguir viviendo esos momentos de felicidad pero cuyo origen no es lo mismo que lo fue en aquel momento en que te conocí.
Una cosa es una cosa, pero con una sonrisa...
Si hay una razón por la cual en algún momento...
Si me ofrecieran volver a tener 10 años...
No tengo más ganar de dudar...
No tengo más ganar de dudar, pero me encuentro en la paradoja de dudas hasta de esa primera afirmación. Tengo ganas de creer y de confiar, y por eso estoy dispuesto a chocarme mil veces contra la pared. Hasta que siento ese dolor de mi cara contra esos ladrillos voy caminando más liviano, sonriendo y recibiendo las sonrisas recíprocas de la gente.
Me levanto sintiendo el aroma a pan...
Me levanto sintiendo el aroma a pan recién hecho y me provoca una satisfacción que tiene como consecuencia una sonrisa en mi cara bastante dormida y con ojos achinados. Esa sensación no es solo por el aroma per sé, sino porque es algo que suele ser excepcional y me rememora a momentos muy felices de mi vida. Si ese aroma fuera diario, creo que acostumbrarme al mismo haría que no sienta tanta satisfacción como estoy sintiendo en este momento. Me termino de despertar, ya no lo siento más, y me doy cuenta que era solo un sueño provocado por un deseo de querer que al levantarme estés vos esperándome en la cocina para compartir esos desayunos que eran lo que justificaba el resto de mi día.
Cuando no aguantás lo que está sucediendo...
Cuando no aguantás lo que está sucediendo el fin de lo que acontece en un principio parece algo aliviador, e incluso sanador. Ya no existe esa presión en el pecho, esas palpitaciones constantes ni ese insomnio perturbador a pesar del silencio de la noche. Luego de esa etapa, viene una tan o más importante que al anterior, que es la de empezar a contraer de nuevo. Volver a llenar ese vacío que antes lo ocupaba la angustia y el temor. Si no lo hacés, el vacío existencial que genera ese momento puede hacer que llegues al macabro punto de incluso extrañar esa angustia y esa presión en el pecho que por lo menso te hacía sentir vivo.