Me fui a andar solo por el bosque para despejar...

Me fui a andar solo por el bosque para despejar mi mente. Escuchaba los pájaros, el sonido lejano de un rio y las hojas que se movían por el viento. Mi objetivo era intentar no pensar en nada más que en el momento que estaba viviendo, aunque me resultaba bastante difícil hacerlo. De repente escuché un sonido que no era propio del bosque, era un silbido con una armonía que provocó que tenga que seguirlo cual flauta de Hamelin. Llegué al origen del silbido, que salía de una hermosa mujer, y recién ahí, en ese momento, al observarla, logré mi cometido, no pensar en nada más que en lo que estaba viviendo en ese momento.