De repente me convertí en un narrador testigo...

 De repente me convertí en un narrador testigo de historias que no son la mía. En algunas ocasiones me siento aliviado de contar historias ajenas porque los problemas son de otros, pero lo que sucede es que en algún momento llego a empatizar tanto con los protagonistas del relato que me dan ganas de advertirlos, aconsejarlos o simplemente contarles mi punto de vista. Naturalmente al ser solo un narrador testigo no puedo lograr esa conexión, y esos problemas que creía de otros se transforman también en el mío pero con la enorme desventaja que ni siquiera tengo la posibilidad de intentar intervenir para poder solucionarlo.