A un paso de cambiar mi vida, pero mi pierna derecha no quiere avanzar. Miro a mi pierna izquierda y me doy cuenta que tampoco va a ayudarme. Es solo un paso, me acompañaron durante tanto tiempo del camino, primero una, después la otra, una y otra vez. Llegamos casi al final, falta muy poco, pero por alguna razón no me ayudan en este momento. Mis piernas nunca pensaron que iban a llegar a este lugar por eso avanzaban sin preguntarse mucho qué pasaría en este último instante. Después de varias horas de inmovilidad, ya sin saber que hacer, mis piernas empiezan a tomar impulso, y entre las dos, como si esto fuera un “a todo o nada” en lugar de un paso, dieron un gran salto, como sabiendo que ya no había vuelta atrás.