Antes de probar hay que experimentar la sensación de ser interrumpido en medio de la inspiración por un cartelito poco simpático que te dice que la chica que se sienta al lado del colectivo con ojos verdes puede ser que sea parte de tu vida, pero nunca será la mujer con la cual tendrás hijos, un perro y una chimenea en la cual se sentarán a ver el movimiento del fuego que es impredecible y casi mágico. Digo lo de “casi”, porque lo mágico siempre tiene una explicación, pero los movimientos del fuego no la tienen.
