Volver a los tiempos en que los caminos eran una flecha con idas y vueltas. Caminos que se transformaban en aventuras, que como toda aventura, tiene sus momentos de incertidumbre, sorpresa, angustia y felicidad. Caminar devuelta por esos caminos hacen que los sentimientos por primera vez vividos ya no tengan las mismas consecuencias. Hay que aprender a dejar de volver a pisar los mismos pasos y aprender a volar, a flotar, a ver todo con una perspectiva más amplia, y ahí si, avanzar, rescatando y llevándonos con nosotros las experiencias de un bosque lleno de lágrimas que terminan muriendo en una gran sonrisa.
