Camino sin un camino...

Camino sin un camino, y eso es lo que hace que el camino sea divertido. Me gusta tropezar con las piedras e intentar no caerme cuando lo hago. Me tropiezo y empiezo a hacer equilibrio para mantenerme en pié. Naturalmente esto hace que me retrase, pero como no tengo apuro, tampoco me molesta tanto. Es un poco más molesto cuando no logro mantenerme en equilibrio y me caigo, porque ahí no sólo dejo de avanzar, sino que cuando logro reponerme, el dolor de la caída dura un tiempo. Difícilmente tropiece dos veces con la misma piedra, porque eso quiere decir que volví atrás, porque las piedras no avanzan a mayor velocidad que yo. Lo que sí puede ocurrir que me tropiece con piedras parecidas. Sólo dejaré de tropezarme con piedras, el día que aprenda a volar.