Hoy me desperté y escuché...

Hoy me desperté y escuché que alguien desde fuera de la ventana me saludaba. Salí a ver quién era y me sorprendí al ver un conejo sonriente. Mi cerebro, como no suele creer en cosas que nunca vió o que no le explicaron, pensó que era imposible que haya sido el conejo el que me había saludado. A pesar de eso, mirando fijamente al conejo me volvió a saludar, y ahí tuve que romper un montón de paradigmas para liberarme y empezar a disfrutar de una amena y simpática charla con el conejo. La otra opción era aferrarme a mi paradigma, pensar que estaba loco y pedir que me encierren en un manicomio por lo menos, durante los siguientes 2 años.