Te vi, yo no buscaba a nadie...

Te vi, yo no buscaba a nadie y te vi. Fue casi como aquella canción, pero no estabas juntando margaritas del mantel y estaba seguro que no eras un ángel ni un rubí, porque eras tan real como los latidos de mi corazón. Tampoco saliste entre la gente a caminar, porque estábamos los dos solos caminando por aquella calle estrecha, y mucho menos fumabas unos chinos por ahí. Pensándolo un poco mejor, las únicas dos coincidencias con aquella canción, era que te vi, te ví, te ví, y el lugar en que te vi, se llamaba Madrid.