No quiero pensar...

No quiero pensar, pero sí quiero sentir. Me dijeron de chico que pensara, que tenía que pensar, que pensara mejor, pero nunca me dijeron que sintiera, que disfrutara de lo que sentía. Los mejores son los que piensan más, los que triunfarán en la vida me decían. Ahora no puedo decir que no estaban en lo correcto, porque los que nos dedicamos a sentir más y a pensar menos probablemente no seamos muy felices, pero cuando tenemos esos instantes de felicidad, probablemente se comparan con aquel paraíso que alguien nos supo querer hacer imaginar.