Agua que cae del cielo alguna vez tendrá que parar, aunque cada gota tiene una esperanza de vida bastante corta entre su nacimiento en aquella nube negra pero tan poderosa, hasta su choque esperado, pero no por eso menos doloroso, contra el suelo. Deja de ser gota para transformarse en algo nuevo, en varias partes que cada una comenzará un nuevo camino. Probablemente sean todos diferentes, pero en ese momento, nadie sabe que es lo mejor, y eso es muy positivo para no condicionar lo que está por venir.