Ya no siento mis piernas. No es porque me las hayan cortado, porque supongo que si no hubiese sentido un gran dolor al momento de que me las quiten. Es verdad que podría haber sido anestesiado, pero no lo creo, porque cada vez que siento que algo se desprende de mí, me suele doler bastante, por lo menos por un tiempo. Me da miedo levantarme de la cama, sentarme y no sentir que mis pies chocan contra el suelo. Tengo que tomar una decisión, o quedarme para siempre acostado en la cama, teniendo la esperanza de que no es real no sentir mis piernas, o arriesgarme a sentarme en la cama y comprobar si es solo una sensación o una realidad. Abro los ojos, y para mi sorpresa, no estoy acostado en mi cama.
