Tocaron la puerta de mi casa pero...

Tocaron la puerta de mi casa pero no me levanté para atender. Insistieron tres veces más, y en ese momento me puse a pensar de cómo cambiaría el destino de mi vida atender o no atender a la puerta. Según el efecto mariposa si no iba a atender cabía la posibilidad de provocar una peste en Nueva Zelanda en la cual mueran 30.241 personas. La realidad es que al no saber los efectos de lo que hago o no hago, por ahí dicha peste ocurría si efectivamente iba a atender, y no si hacía lo contrario. Lo bueno de nunca enterarse de los efectos de lo que uno no hace, es que puede pensar que siempre hemos tomado la mejor opción, aunque lamentablemente suele suceder lo contrario y en nuestras cabezas retumba por algún tiempo el “qué hubiera pasado si…”