Miro por la ventana y veo un cielo...

Miro por la ventana y veo un cielo celeste, sin nubes, sin pájaros que lo vuelan y mucho menos aviones. Un cielo limpio que podría ser el de cualquier parte del mundo si mi imaginación quiere pensar que bajo su brillo está la ciudad en la cual me gustaría estar. Me pongo a pensar qué es lo que me impide creer que esa ciudad en la que quiero estar no se halla bajo ese cielo, y en ese momento vuelve ella, mi parte pragmática, que no niego que sea importante, pero es la que mas a menudo me saca de mis momentos de felicidad.