Me paro frente a la casa en la que viví...

Me paro frente a la casa en la que viví durante 25 años de mi vida. Mi casa ya no está ahí, ya que una gran constructora compró varias casas y ahora hay un gran edificio de oficinas. Veo gente entrar y salir con mucha prisa. La puerta giratoria de la entrada no queda quieta ni siquiera unos segundos de la cantidad de gente que circula por ella. Se me cae una lágrima recordando mis vivencias en aquel lugar. Esos tiempos no volverán, ya que es imposible destruir ese gran edificio para volver a construir mi casa, y del mismo modo también es imposible destruir a la persona en la que me transformé para volver a construir a aquel niño que fui.