Tengo una copa de vino frente a mí...

Tengo una copa de vino frente a mí, y sé que es la última que voy a tomar. Me cuesta pensar en disfrutarla, ya que me invade una cierta melancolía de saber que ya no voy a disfrutarla nunca más. Es una contradicción no despojarme de ese pensamiento y dedicarme solo a vivir con plenitud ese momento. Me invade más la tristeza futura que voy a vivir luego de ese instante, que la alegría que debería sentir previo a tomar esa copa de vino. Esa copa de vino, y ese momento, que me hace recordar lo que sentí antes de ese último beso que te di.