Me desperté creyendo que era Supermán...

Me desperté creyendo que era Supermán. Salí de la cama, fui al baño a darme una ducha y después me cepillé los dientes, siempre creyendo que era Supermán. Fui a la cocina y desayuné dos tostadas con manteca y dulce de leche, con un café expresso. No tenía idea que desayunaría Supermán, pero era lo que a mí me gustaba. Fui devuelta a mi habitación, me puse la ropa de Supermán que tenía guardada de una fiesta de disfraces y me dispuse a salir al mundo a ayudar a los que tenían problemas. Abrí la ventana, había mucho viento, pero tenía que salir volando, tal como lo hace Supermán. Así que salté y me fui volando mirando la ciudad desde arriba. A veces lo único que hace falta para que las cosas se hagan realidad, es creerlas.