Una cosa es una cosa, pero con una sonrisa...

Una cosa es una cosa, pero con una sonrisa, es otra cosa. La sonrisa contagia, alegra y trasmite algo que va mucho más allá del acto que uno está haciendo. Agradecer con una sonrisa tiene una carga exponencial muy superior a agradecer sin ella. Un mero intercambio de palabras, una respuesta banal o una simple despedida, se potencian con esa arma nuclear que tenemos todos y que por alguna extraña razón solemos limitar su uso mucho más del que deberíamos.