No la vi nunca en mi vida, ni tampoco me la imaginé. No tengo claro su tono de voz y mucho menos su cadencia al respirar. De hecho, mientras escribo estas palabras me doy cuenta que ya la definí como una mujer, pero probablemente no lo sea. A pesar de todo lo escrito es quien me tranquiliza en momentos de ansiedad, quien me da ánimo en momentos de tensión o quien me acompaña muchas veces en caminos que jamás había transitado.