Me dicen que vivo al límite, pero esa es una falacia que me cuesta muchas veces explicar, o más bien me cuesta que la gente lo entienda. Puede ser verdad que siempre se me vea la limite, sobre todo si no me ven con cierta frecuencia y solo lo hagan por unos momentos. Vivo al límite, pero ese límite es el que voy moviendo contantemente, es el que me hace querer agrandar mi espacio y mi zona en la cual disfruto moverme. No es que me gusta vivir al límite, sino que me gusta ir corriendo ese límite y hacer que lo que aparentemente estaba del otro lado, hoy pueda ser parte de mi día a día.