Pensé que todo había sido en vano, que nada había...

Pensé que todo había sido en vano, que nada había valido el esfuerzo, que todo se había perdido. Fueron algunos escasos segundos, pero alcanzaron para conocer a ese sentimiento de la impotencia, desolación, de infelicidad. Ahora por suerte lo conozco, y no me lo quiero volver a cruzar, por lo tanto ahora tendré más cuidado de no perder lo que no quiero perder y prestarles más atención, Supongo que eso provocará prestarle menos atención a otras cosas menos relevantes, lo cual se torna en una doble ventaja, Perder aquello que es necesario perder, pero que a veces no se quiere perder por miedo a quererlo después.