La milonga urbana termina siendo aquel anhelo...

La milonga urbana termina siendo aquel anhelo que siempre uno quiere seguir pero que al final aparece una puerta conocida en el medio, una cama confortable, unos olores ya conocidos que hacen que uno no siga ese camino en cual siempre quiso seguir. No era hija del verdulero, pero era hija de un portero que no sabia bien que hacer cuando el chico del 2° B le preguntaba a qué hora había vuelto su hermano y él sabía interiormente, que nunca había vuelto. Son cosas que uno sabe, pero que prefiere guardar para una ocasión más importante que el solo hecho de salvar a una persona de la muerte casi inevitable, por eso alguien dice que son más los niños mal que los niños bien.