Ya basta de la hipocresía diaria que se estrella en el medio...

Ya basta de la hipocresía diaria que se estrella en el medio de la calle y que al final termina subiendo por ascensor a la oficina que alguna vez alguien supo ocupar. Hay que realizar un piquete a las casualidades en la vida, pero muchas veces es la única manera de poder anclar la esperanza en un futuro aunque sea un poco más prometedor. Lo que uno tiene que esperar es que aquellas promesas del futuro, se hagan realidad, y que podamos todos salir a la calle con una bufanda que diga: “Hoy hace frío, pero soy feliz igual.”