Siempre o todo, o casi nunca...

Siempre o todo, o casi nunca, o la mayoría de las veces es inevitable ponerse a cuantificar. Los cerebros están preparados para recibir información en cantidades. No existe una absorción ni una incorporación de información si la misma no esta influenciada por números o cantidades. Siempre uno usa antagonismos para entender lo que realmente significan las cosas. Se debe comparar para apreciar y valorar. Si no existe punto de comparación, aquello que parecía importante dejó de serlo, por el simple hecho que no es ni más ni menos importante que algo o que nada, porque nada se puede comparar con él.