Cada segundo cambia...

Cada segundo cambia la circunstancia que hace que la lagrima que sube por tus venas se transforme en el hoyuelo que se marca en tu sonrisa. Esa sonrisa que hace que le alegres el día al viejito que estaba triste porque su nueva novia no había ido al encuentro al cual se habían comprometido a asistir unos 20 años antes. Pensaba que probablemente el culpable era él, ya que no recordaba bien el lugar del encuentro, pero confiaba en que su intuición lo iba a ayudar, cosa que lamentablemente no sucedió. La intuición masculina no es muy fiable.