Mi cabeza está por explotar...

Mi cabeza está por explotar, y no es tan fácil como en las películas cuando hay que elegir entre dos cables para cortar y evitar que explote la bomba, porque en este caso no existe el cable rojo y el azul, si no que hay tantos cables como colores puede distinguir una mujer en el arcoíris. Lo bueno es que no hay uno solo que me salve de esta situación, sino que cada cable representará un efecto secundario que desconozco, el cual podrá ser más perjudicial que otro. Algunos creen que echándome un balde de agua helada en la cabeza puede solucionarse, pero yo no lo creo, porque en ese caso el cortocircuito está más cerca de suceder, de lo que puede llegar a estar hoy.