El mundo empieza a girar...

El mundo empieza a girar y no por culpa de la gravedad, sino porque los pensamientos son más rápidos que lo que nuestro cerebro puede asimilar. Son demasiados, y vienen muy rápido. Esto no implica que si vienen rápido se van rápido, en este caso lo que sucede es que se van acumulando, se ubican uno encima del otro. La verdad es que son muy ordenados. El inconveniente llega cuando caminando por la calle tropezás, te golpeás fuerte la cabeza y estás internado dos días en el hospital. Ahí los problemas que tenías bien ordenados en la cabeza cambian de lugar, y el problema que estaba como prioritario, pasa a ser casi insignificante.