No siento obligación, y tampoco...

No siento obligación, y tampoco necesidad, simplemente lo hago por placer. Tengo que lograr que no sea rutina, pero hacerlo la mayor cantidad de veces posible. Es una combinación y equilibrio difícil, pero yo no lo creo imposible. No es fácil, y nadie dijo que lo sea, pero nunca parto de la premisa de la imposibilidad de las cosas, al menos si no lo he intentado una vez. Entrar en ese espiral de momentos de felicidad produce un vértigo difícil de describir, y puede sonar pedante para el prójimo, pero es una sensación que nos genera una adrenalina que no todos estamos preparados para sentir.