Ya no quiero lo que quería...

Ya no quiero lo que quería, ahora quiero lo que no sé. El problema es que no sé lo que no sé y lo único que me salva es repetir las letras antes creadas por alguien que cree haber sentido lo mismo que yo. Alguien lo sintió, alguien lo vivió, aunque probablemente no lo haya expresado de la misma forma que yo. A veces nos tranquiliza escuchar en otra persona decir las cosas que nosotros no sabemos poner en palabras, dibujos, música o cualquier otra expresión de arte.