Hay días que me siento todo poderoso, y eso implica querer
saber, estar informado, enterarme de las cosas que pasan, porque siento que
estoy preparado para enfrentarme al mundo tal y como es. Ni tan malo como me
dice la televisión, pero tampoco tan bueno como me gustaría imaginar. Otros días
en cambio me siento más débil, más frágil, sintiendo que prefiero no enterarme
de nada, sólo entrar en una burbuja y que nada ni nadie me afecte. No es por egoísmo,
sino por mera supervivencia. Cualquier virus exterior, estoy seguro que con mis
defensas bajas, podría matarme.