Todos los días a las 21:03...

Todos los días a las 21:03, justo cuando estoy por comer mi primer bocado de la cena suena el teléfono. Lo dejo sonar porque pienso que si es importante volverán a llamar, suena 7 veces y cuelgan. Después ya no llaman más hasta el otro día que sucede la misma escena y es ahí cuando me propongo al otro día comenzar la cena 5 minutos más tarde para poder atender, pero no lo hago, me olvido y reniego de mi mala memoria. Todo esto me parece muy extraño, y seguro a vos también, pero lo que lo hace más extraño, es que no tengo teléfono.