El miedo al cambio se siente al momento de tomar la decisión de tener que emprender un nuevo camino, pero el terror de no haber cambiado ni habernos arriesgado a cambiar, se siente mucho más adelante, ya cuando no tenemos la capacidad de cambiar ni de volver atrás. Cambiamos la comodidad del hoy por la frustración del mañana, y me parece que en ese trueque alguien nos está timando haciéndonos creer que la estabilidad es el objetivo a seguir. Sin embrago aquellos que lograron ese objetivo se suelen sentir más doloridos que aquellos que se cayeron mil veces por vivir intentando cumplir un sueño.