Escucho tu voz pero no te veo...

Escucho tu voz pero no te veo, me desespero pero al mismo tiempo me tranquiliza. Hace tiempo que no la escuchaba y temía estar olvidándola. Recé muchas veces para volver a escucharla una vez más, pero ahora que tengo la posibilidad de hacerlo siento que no me conforma, e incluso pienso que puede llegar a ser una jugada de mi cerebro que se imagina tu voz para tranquilizarme. Esa intuición se hace más probable cuando las palabras que escucho son aquellas que siempre quise escuchar. Te pido que me digas donde estás y lo único que lográs decirme, después de ciertas frases evasoras, es que te busque dentro mío.