Dicen que nadie la podía enamorar...

Dicen que nadie la podía enamorar, que ningún hombre lograba quebrar ese corazón que en principio parecía que estaba cubierto de acero. Todos eran muy temerosos para acercarse a ella, y hacía mucho tiempo que no salía de su castillo. Se comentaba que era una mujer rubia, con una sonrisa muy bonita y un ángel muy especial. En algún momento alguien supo tener una foto de ella, pero aseguraban que ninguna foto lograba trasmitir esa belleza tan simple y sofisticada que tenía. El único que la veía cada semana hace ya dos años era el cartero. Cada semana le llevaba decenas de cartas de admiradores que esperaban enamorarla con sus poemas y sus declaraciones de amor. Todos los pretendientes lo esperaban en la puerta del castillo para preguntarle al salir si ella seguía tan bella como siempre, cuál había sido su reacción al recibir cada carta y si les había enviado algún mensaje. Esa escena se repitió cada sábado hasta el 6 de abril de 1907, que luego de entrar a aquel castillo, el cartero nunca salió.