Me desperté sin nada de lo que tenía...

Me desperté sin nada de lo que tenía. Sin ropa, sin sábanas, sin dinero y sin muebles. Solo tenía el colchón sobre el que me dormí la noche anterior sin esperar que todo el resto de cosas desapareciera. También se me fue gran parte de la memoria, no recordando qué había hecho el día anterior y tampoco los días precedentes. No tenia celular, pero en ese momento me di cuenta que tampoco recordaba ninguna clave de mis redes sociales ni de mis mails. Me sentí vacío por unos instantes, no diría angustiado, pero si con incertidumbre. Esa sensación duró solo unos segundos, hasta que de repente ese vacío, que podría haberme atormentado, se transformó inmediatamente en una enorme libertad.