No entiendo, pero tampoco tengo ganas...

No entiendo, pero tampoco tengo ganas de entender. No es un pecado querer ser ignorante sobre determinados temas sobre los cuales no quiero saber. A pesar de eso existe una presión social sobre tener que saber de todo, o mejor dicho, opinar de todo. Las sociedades más evolucionadas creo que son las que pueden asumir que no saber de algo o no querer opinar de algo es un síntoma de sabiduría y estar un escalón más arriba de los que creen saber y probablemente sepan menos que los que prefieren no opinar.