Me levanto sintiendo el aroma a pan...

Me levanto sintiendo el aroma a pan recién hecho y me provoca una satisfacción que tiene como consecuencia una sonrisa en mi cara bastante dormida y con ojos achinados. Esa sensación no es solo por el aroma per sé, sino porque es algo que suele ser excepcional y me rememora a momentos muy felices de mi vida. Si ese aroma fuera diario, creo que acostumbrarme al mismo haría que no sienta tanta satisfacción como estoy sintiendo en este momento. Me termino de despertar, ya no lo siento más, y me doy cuenta que era solo un sueño provocado por un deseo de querer que al levantarme estés vos esperándome en la cocina para compartir esos desayunos que eran lo que justificaba el resto de mi día.