Tomando un té con unas galletitas con sabor a limón bañadas con chocolate. Es un último piso sintiéndome poderoso y diminuto al mismo tiempo mirando por la ventana. Pienso que hay mucha gente allí abajo sin darse cuenta lo únicos que son, a pesar de verse todos muy parecidos desde esta altura. Me dan ganas de gritarles fuerte que son únicos, y que no sigan al de adelante por miedo a perderse. La realidad es que no me animo a hacerlo, asi que me siento en el escritorio, prendo la computadora y me lo pongo a escribir. Por ahí, uno de todos esos, navegando por los océanos de internet, se cruza con estas palabras y se siente identificado. El que lo escribe soy yo, el que miraba desde la ventana.
