Tengo ganas de hablar...

Tengo ganas de hablar, pero no sé de qué y tampoco con quien, lo que hace muy difícil poder satisfacer esas ganas de conversar. Quiero discutir, compartir y debatir sobre algún tema que tampoco tengo claro cual es. Soy muy contradictorio, por eso me gusta hablar, porque me doy cuenta lo poco firmes que son mis argumentos, aunque casi siempre lo bastante sólidos para hacer tambalear al otro su visión del tema. Como me gusta charlar sobre la vida y sus complicaciones, y nadie tiene muy claro ese tema, es muy fácil teorizar y aparentar decir cosas coherentes que en la práctica uno nunca haría, pero que suenan muy convincentes en los oídos ajenos.