Me empiezo a creer que todo es mentira, que todo es una gran
ilusión. Eso hace que me sienta vivo y pueda mi pierna derecha avanzar cuando
queda atrás luego de que la izquierda fue más valiente y se decidió a dar el
primer paso. Si fuese real no podría suceder lo que sucede en mi mente cuando
me dice que algo malo puede pasar si soy valiente y tomo la decisión menos
previsible. Mejor me voy por un rato sabiendo que por ahí no puedo volver, pero
quedarme sería traicionar al que intentó enseñarme que la vida es un regalo, y
los regalos no se desprecian, sino que se disfrutan.