Quiero que no me gustes, que no...

Quiero que no me gustes, que no me parezcas atractiva, que no me hipnotice tu sonrisa, que no me quede inmóvil ante tu mirada. No quiero sentir estas mariposas en el estómago, ni esperar ansioso nuestra próxima charla. No tengo ganas de que seas la última persona en la que piense antes de acostarme y la primera cuando me levanto. Que desaparezcan esas imágenes de mi cabeza en las que estamos juntos en una cabaña en medio de la montaña disfrutando de cada pequeño momento. ¿Parece contradictorio, no? Pero cuando no siento todo eso por una persona, es cuando soy más natural, y eso haría que se incrementen las posibilidades de poder enamorarte.